12 enero, 2008

ya sí que soy transoceánica de verdad!


Por fin encuentro un hueco para retomar el blog, que con el lío de estos días lo tenía bastante abandonadillo. Aprovecho la conexión que tangamos desde el albuergue Nómade a una cafetería que hay al lado (los primeros días fuimos al bareto y pagamos por una cocacola de pardillas, pero es que ya somos casi porteñas). Para empezar, aquí nos tenéis a Alejandra y a mí en la plaza Dorrego, lugar de terracitas veraniegas y vendedores hippies, con nuestra ropa nueva recién adquirida en un showroom de diseñadores independientes. Yo me he comprado una camiseta de Mafalda para integrarme en el ambiente argentino-guiri que reina en nuestro barrio, San Telmo.
Al menos pretendemos que éste siga siendo nuestro barrio, porque el ambiente es genial así en plan bohemio, aunque nos lo están poniendo difícil las puñeteras inmobiliarias. Buscar piso es una auténtica odisea, porque o te piden garantías o te ofrecen pisos feuchos donde, y aquí es donde entenderéis nuestra desesperación, no hay sitio para invitados! Y eso no puede ser.
No sé si he dicho demasiadas veces "coger", pero ya se han reído de mí por decir frigorífico en vez de heladera y piso en vez de departamento. Y como no entienden mi acento jaenero intento hablar fino -otro dato: nos hemos hecho socias cual linda carey de un locutorio que hay cerca para llamar a las inmobiliarias- pero al final me sale medio argentino medio jaenero medio no se sabe. De todas formas hay que adaptarse a la jerga; hay palabras muy graciosas, por ejemplo, las fresas son frutillas!
Tres mitos que se me han caído de Argentina. Lo primero, es que los argentinos, o al menos los porteños, no beben mate porque no tienen tiempo y no les gusta. nos lo dijo un tipo de una inmobiliaria super pija a la que fuimos ayer con el pelo sucio y las pintas de guirufas, aunque aún así nos atendió muy bien (eso sí, los argentinos son extremadamente hospitalarios hasta el punto de ser un poco cotillas, pero nos están ayudando mucho). Lo segundo: los argentinos no están buenos, coño! Al menos por ahora son mucho más guapas las chicas que los chicos. A ver si le saco una foto al del hostal al que hemos apodado Antonio Carmona por la pinta de gitanaco del polígamo que tiene. Tercero: esto es barato, pero tampoco vamos a ser las reinas del mambo. Es barato normal, de hecho los pisos son más bien carillos (creemos que pagaremos unos 800 euros entre las dos. si encontramos alguno y no nos tenemos que quedar a vivir con el ketama, claro).
Y a la ciudad, que estoy viendo así como el que no quiere la cosa porque pasamos el día patenándonos las calles en busca de los inexistentes pisos, al principio no me impresionó demasiado pero ya estoy encontrándole bastante encanto. Acabaré flipando en dos días seguro.
Bueno, ahora vamos a ver si cenamos algo por aquí, que en la plaza Dorrego hay un espectáculo de flamenco -sí, no he pisado la Carbonería en seis años y ahora vengo aquí a ver flamenco- y a acostarnos pronto que mañana segimos con la Búsqueda del sanro grial.
Por cierto, como no podía ser menos en mis viajes veraniegos, me han picado treinta mil mosquitos y me he quemado los hombros en plan albañila buenorra.

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