26 agosto, 2009

reflexiones en un café de ljubljana


Ljubljana es una ciudad pequeñita, de las de dar un paseo por la noche y sentarse en alguno de los cafés que hay a ambas orillas del río con velas en las mesas bajo sauces llorones. Más de quedar a las diez que a las doce en la plaza Preserenov, donde siempre hay alguien esperando en la estatua del escritor. Tiene un castillo que no parece un castillo y un puente con un dragón de bronce, también pequeñito.
Y es tranquila y europea. Aunque es curioso: es la primera vez que se me acerca gente a pedir dinero en las cinco semanas que llevo de viaje por países donde la gente lo pasa realmente mal. ¿Será que los que lo pasan mal en los países "desarrollados" lo pasan peor? Aquí me he acordado por primera vez de la crisis. Ayer hablaba con la macedonia que me está alojando en su casa -no dejo de encontrar macedonios por todas partes- y me decía que en su país siempre están en crisis, por lo que esto que a nosotros nos parece una hecatombe es su pan de cada día y, por tanto, no han notado ir a peor.
Será que me estoy balcanizando, pero echo en falta un poco de acción y también un poco de calor: aquí hace más frío en la calle y en el ambiente. Se echa de menos el bullicio, el desorden y el "vuelva usted mañana" del resto de países, que me recuerdan a una España que ya creo perdida en la que todo el mundo -todo el mundo del mismo bando, claro está, aquí la mezcla y el mestizaje se la dejan a Jarabe de Palo para sus canciones guayistas- se ayuda y uno no tiene más que llamar a una puerta sin dar más explicaciones.
Me sé viajera romántica, como aquellos ingleses del siglo XIX que nos dejaron a los españoles una imagen de folclore y exotismo que aún no se ha borrado del todo, pero no me resisto a dejar de creer que hay esperanza y que quizás son los demás los que no lo ven.
Ljubljana es una ciudad pequeñita, y será por eso que me ha dado por pensar en ideas grandes.

24 agosto, 2009

zagreb

Sin comerlo ni beberlo (bueno, bebiendolo si) llevo una semana en Zagreb!
Zagreb se ve en un dia, pero es lo bueno que tienen las ciudades que son para vivir en lugar de para ver. A las 9 ya estan llenos los cafes y los tranvias, que te llevan a cualquier parte gratis -creo que en realidad se paga, pero ante la falta de revisores yo estoy en modo ecoahorro en transporte-. Tiempo para dar una vuelta por lo que, constantemente comparando la ciudad con Viena, aqui llaman "la herradura verde", una cadena de parques en pleno centro muy recomendable para siestas y cerveceo vespertino. Yo no creo que haya que comparar Zagreb con Viena, si acaso Viena es como Zagreb pero mas grande y con austriacos (y con la maravillosa sede de la ONU, nunca le estare lo suficientemente agradecida a Cristina por empeñarse en ver esa grandiosidad arquitectonica)
Cada dia, a las 12 de la mañana, suena un cañonazo desde una de las torres de la ciudad alta, tiempo para poner en hora el reloj. Quizas sea por eso que los croatas me parecen germanamente puntuales, aunque el sabado llegamos dos horas tarde al špica. El špica se parece al paseo de los domingos: todos los zagrebienses se visten con su mejor ropa y salen a tomar cafe, a ser posible en una terraza con las sillas mirando en direccion a la calle para no perderse nada de lo que pasa.
No me ha faltado un paseo por Mirogoj, el cementerio de Zagreb, donde no encontre la tumba de Franjo Tudjman (presidente del pais durante la independizacion y por tanto heroe nacional) pero si encontre tumbas con nombres de gente que aun no estaba muerta. En plan "Zutanito Skanvsko: 1948 - (espacio vacio)". No se si esto pasa en otros paises pero en todo caso da muy mal rollo, aunque de todas formas Mirogoj es un buen lugar para pasear y meditar.
Los porteros de las discotecas de Zagreb tambien pasan un examen para que solo los mas capullos tengan ese puesto de trabajo, asi que no pudimos entrar en la discoteca el unico dia que lo intentamos (aunque lo agradeci porque me obligaron a ponerme unos taconazos croatas que me estaban matando). Si pasamos una noche entera-degustacion de todas las bebidas existentes en un bareto con canciones croatas donde conocimos a un frances que presumia de que su ventana sale en "Amelie" y se le ve medio culo.
Y aun me queda un mes de viaje!

19 agosto, 2009

nocturno

Las cuidades croatas son para vivirlas por la noche.
Para cenar el primero de muchos bocadillos en el puerto de Dubrovnik viendo la muralla iluminada y recordando las últimas noticias, como el incendio del que ciertas individuas salieron medio borrachas o la pelea entre Pipi y Jimmy Jiménez Arnau.
Para dormir en un banco de piedra fuera de la terminal de ferrys.
Para ver a unos jipis haciendo un espectáculo de fuego en el peristilo del palacio Diocleciano de Split, que hace las veces de terraza de verano para un restaurante llamado, cómo no, Luxor.

Para ir en busca del atardecer en Zadar llegar justo en el momento en el que sol de esconde, pero cenar después escuchando un órgano marino y pasar una hora haciéndonos fotos en una representación luminosa del planeta Tierra.


¡Para hacer una carrera y la que pierda se tatúe una araña!

18 agosto, 2009

10 agosto, 2009

más que mil palabras

Me he mudado de Podgorica y mientras espero a dueño del hostel para irme corriendo a la playa subo algunas fotillos, que con esto de no tener facebook ni tuenti os lo estáis perdiendo todo!
(Por cierto, que nadie se asuste del comentario en inglés del otro post. Es de un espía serbio que me dio su bocadillo en el autobús para Guca y me está persiguiendo para entregarme a las autoridades, pero yo soy más rápida)

La plaza del Hipódromo y la Mezquita Azul de Estambul vistas desde las ventanas de Santa Sofía.

Amaia Salamanca actuando estelarmente en la famosa serie SMS (alguien se acuerda?) que retransmitían a las 4 de la mañana en un restaurante en medio de ninguna parte de Bulgaria.

Uno de los gitanillos que me atacó en Skopje.

Vistas del precioso (a la vez que refrescante y fiestero) lago de Ohrid. En primer plano una iglesia antigua cuyo nombre no recuerdo, pero que preguntaré, y al fondo las montañas de Albania.

Monumento a un país recién nacido (Newborn) en Pristina, con las firmas de todos los que estaban allí el día que se puso en la entrada de un palacio de deportes-centro comercial.

Noche en Gnjilane, la ciudad de Qamil, que se llevó un día entero llevándome arriba y abajo por Pristina y por aquí. En la foto no sale que todos los cafés estaban a rebosar, ni la música a toda voz superada por el ruido de los generadores cuando se va la luz.

Advertencia clarita en el lado serbio del puente de Mitrovica, el que yo crucé como si fuera la Barqueta.


Gente barbarizando en Guca.

Yo barbarizando en Guca bebiendo un brebaje no identificado que rellenaba una botella de Cocacola de segunda mano, que fue lo que trajo uno de los australianos cuando lo mandamos por tequila. Hicimos un concurso de beber el brebaje durante cinco segundos: los tíos vomitaron, la holandesa y yo aguantamos como campeonas. Luego hablamos del sexo débil...

Podgorica, la capital de un país con menos habitantes que Andalucía.


Vistas de la bahía de Kotor (en el antiguo imperio veneciano, Cattaro) al doblar una curva tras una hora y media de montañas verdes.

08 agosto, 2009

trompetas y taxistas

Ni Benicassim, ni Creamfields ni Rock in Rio. Mi bautismo en el mundo festivalero, con dos noches absolutamente congelada durmiendo sobre un plástico gigante con mi insignificante saco de 15 grados, ha sido en Guca, un pequeño pueblo de Serbia central donde cada año van miles de personas -los organizadores, como dice la Lonely Planet, "deberían estar contando doble cuando contaron una afluencia de 500.000 personas", pero al menos 2.000 por día sí que había- a bailar por las calles al son de bandas de trompetas, tubas y tambores. La gente más loca se da cita en Guca, desde un grupo de australianos (los mismos de antes) que deciden salir la última noche embutidos en vestidos de putillas hasta jóvenes serbios de sospechoso aspecto nazi que amenazan a estos últimos con matarlos por ser gays. Lo peor, los puestos de camisetas con fotografías de personalidades tan apreciadas como Milosevic o Karazdic...como si en la feria de Jaén al lado del puesto hippy de pendientes vendieran camisetas con la cara de Franco o Primo de Rivera!
Por lo demás, sigo disfrutando de esta gente y de los maravillosos paisajes. Si en Kosovo todo era plano con colinas y casitas, Montenegro es todo bosque salvaje con ríos de color turquesa. Lo cual está genial para ver desde el autobús, pero no para experimentar el colina arriba-colina abajo por carreteras serpenteantes y túneles sin luz a los que se une la consabida conducción suicida de la que ya he hablado. La primera noche en Podgorica fue una odisea, porque el autobús me dejó en medio de ninguna parte a las 4 de la mañana y el hostel que había reservado estaba cerrado...Intenté explicarle a un taxista q me llevara a algún parque para esperar a que se hiciera de día, pero se negó en rotundo y me explicó -en montenegrino- que en la calle había drogadictos y que me llevaría a casa de un amigo, mientras repetía una y otra vez "no problemo" y me enseñaba la cruz que llevaba al cuello. Al final resultó ser su casa adonde me llevó, donde su mujer y su hija me dieron de comer y pusieron en la tele en mi honor una telenovela que creo que se llama "La traición". Están aboslutamente locos con las telenovelas! Y lo mejor es que aprenden el idioma, con lo que a veces me puedo manejar en español cuando no encuentro a nadie que hable un inglés medianamente decente...Hablando del idioma, se me está olvidando el español y sigo sin mejorar mi inglés, así que cuando vuelva hablaré una extraña mezcla de ningún idioma y creo que tendré que aprender serbiocroata y volver aquí para ser aceptada! Menos mal que en dos días tengo aquí a las tres GAFAAAASSSS dispuestas a reenseñarme el jiennense-gaditano-fregenalero-sevillano. Próxima parada, Dubrovnik!
PD Da la impresión de que no estoy trabajando demasiado? Bueno, quizás quien lo piense está acertando un poco!

03 agosto, 2009

kosovo

Seran casualidades, pero hasta ahora todo el mundo con el que he hablado solo quiere mirar hacia adelante.
El primer dia fui a rezar a la mezquita y bebi ocho fantas de naranja y tres cafes con un kosovar simpatiquisimo que me llevo a su ciudad, donde conoci a todos sus amigos (esto solo despues de sobrevivir a la conduccion absolutamente majara que se da por estos lares y a la que se añade la emocion de que las carreteras van haciendo curvas por montañas verdes con casitas de tejados rojos a dos aguas).
El segundo me deje engañar otra vez por los australianos, que me dieron ouzo con rajika (o sea, como un chupito de tequila con aguardiente) y me llevaron a bailar hiphop.
El tercero me lo pase enterito de resaca tirada en un parque y comiendo atun que parecia comida para gatos con un ingles inmenso de 19 años.
El cuarto lo he pasado en Mitrovica, que es una ciudad dividida en dos por un rio: la parte albanesa y la parte serbia. Ninguno de los dos cruza al otro lado. En el lado albanes, un gran cartel que conmemora los diez años desde que la OTAN vino a petar a los serbios, y en el lado serbio -donde no habia ni un alma, excepto una pareja de policias en el cafe Dolce Vita donde me he tomado una cocacola escuchando canciones de Antonio Machin- hay una bandera serbia y un cartel que dice que hay que llevar la documentacion a mano para cruzar en puente. Aun asi, yo he cruzado igual que se cruza un puente, es decir, andando y sin problemas. Eso si, en el lado albanes habia por lo menos diez soldados de la KFOR que parecian recien sacados de Apocalypse Now.
No me queria ir de Macedonia, de la que por cierto no he contado que tienen una ciudad con un lago precioso con chiriguitos en la playa (en la que tambien escuchan "baila mi rumba, baila mi rumba") y botellon con raperos a la luz de la luna, que ese dia estaba de color rojo. No me quiero ir de Kosovo, no me querre ir de Montenegro, y asi hasta el infinito. Siempre me costo cambiar, pero nunca me arrepenti de haber llegado a ningun sitio. Asi que, como dicen aqui, hacia adelante!

01 agosto, 2009

en pocas palabras

Si, es cierto, ha llegado un momento del viaje en que los pelos de mis cejas son tan largos como mis pestañas y aun estamos por aventura, dia 1. En pocas palabras y sin tildes, estos diez dias
hable sobre Ataturk con el dueño del hostel de Estambul, que durante el año es una residencia de chicas cuyos padres le vuelven loco llamandole por telefono,
comi mi primer kebab -y unico por ahora- con una china y una croata en un salon decorado con un lago bucolico con faro incluido,
anduve durante dos horas el camino de vuelta con una francesa porque perdimos el ultimo tranvia desde Taksim, la parte europea de Estambul, hablando de politica y de arreglar el mundo,
me atacaron tres niños gitanillos de 4 años que hasta ahora son mi mejor foto,
probe el cognac con Coca-Cola, la bebida mas cool en Macedonia,
fui espectadora de cuatro bodas gitanas con bandas de trompetas y tubas en e lbarrio romani mas grande del mundo, donde tienen caserones de dos plantas y audis,
una chica macedonia me explico con el corazon roto quien fue Totse, el cantante mas famoso de toda Yugoslavia, que daba todo su dinero a obras de caridad y murio el año pasado en un accidente de coche,
me bañe en un lago transparente con chiringuitos en la playa y aprendi historia macedonia,
bebi cinco chupitos de rakija (bebida tipica de aqui a la que yo llamaria mejor "alcohol etilico") con tres australianos locos, un ingles y un danes,
y pase un dia entero con kosovares que dicen amar a los españoles porque son los europeos que mas se parecen a ellos
(nota: los macedonios tambien lo dicen)
Asi que en general puede que este este siendo el mejor viaje de mi vida y lo mejor que he podido hacer. Las ciudades que he visto, excepto Ohrid, que es una maravilla, son como la primera vez que escuchas una cancion en la radio: primero no te gusta, pero luego estas deseando que suene. Lo que demuestra que muchas veces la gente hace a los lugares y no al reves.
Prometo mas capitulos con mas frecuencia.