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Sobrevivimos al humo, al agua, a la fiebre amarilla, al frío, al hambre y a los aviones cancelados!
Las 17 horas de autobús se convirtieron en 21, ya que el humo provocó un accidente en la ruta y tuvimos que estar paradas -incluso nos bajamos del bus a echar algún cigarrillo- durante cuatro horas más o menos. Pero llegamos!
Las cataratas están en una provincia situada en el noreste argentino que limita con Brasil y Paraguay y se llama Misiones, y precisamente es así, como te imaginas que eran las antiguas misiones de cuando venían a "civilizar" a los indios y enseñarles la moral cristiana amén. La tierra es roja y todo está lleno de vegetación, selva húmeda se llama, y las casas son así bajitas de caña y madera. Brasileros y argentinos conviven en Puerto Iguazú, pero todos igual de pesaos! Madre mía, si el sábado íbamos a salir y se quedaron esperándonos cinco o seis espontáneos! Nos traemos nuevos piropos: "coisa gustoisa", avión (?) y faroles. Ea, así de bonicas que somos la Cary y yo!
De las cataratas qué os voy a decir...una pasada. Es increíble la diversidad de este país y que pueda acumular espectáculos tan impresionantes. Te puedes quedar horas mirando al agua caer mientras la tromba te aturde los oídos pero sin embargo no molesta. El día del lado argentino fuimos por medio de la selva en un 4x4 y luego en una lancha por el río Iguazú, y luego...directamente debajo de la catarata! Todo el mundo salió casi seco gracias a sus impermeables, menos claro, la pobre Pil, que se tuvo que despelotar delante del todo el mundo a la salida para quitarse la ropa empapada y ponerse la que Cary, previsora ella, llevaba de repuesto. La broma me costó perder mis zapatillas, que se quedaron al pie de alguna catarata, y también mi pantalón, que llegó al hostel pero lo dejé tendido fuera de la habitación y me lo robaron. Hijos de puta! Ahora que yo me quedé mas arbusto con una nota que dejé en el hueco donde estaba mi pantalón, que decía: "El que me haya robado es un pantalón es un cabrón, y la vida se lo devolverá (seguramente le quedan muchos hostels a donde ir). Gracias por no saber convivir". Y luego abajo lo puse en en inglés, por si era guiri, hombre ya!
El lugar más espectacular, sin duda, es la Garganta del Diablo, que tuvimos la suerte de ver de noche bajo la luna llena, una excursión que sólo se realiza cinco veces al mes y que nos tocó a nosotras sin planearlo ni ná (una que tiene una estrella en el culo). Me quedé como veinte minutos apoyada en la barandilla mirando el agua. Primero simplemente miraba. Luego pensé toda esa agua cayendo del río a lo que parecía la nada, porque con el vapor que crea no se ve más que una espesa bruma debajo, me recordaba a esas imágenes que hacían los antiguos del mundo cuando creían que era plano: exactamente así es como me imaginaba cómo creían ellos que serían los límites de la Tierra. Luego me di cuenta de que si miraba de una manera determinada, en vez de agua cayendo, parecían trozos de nube que se acercaban hacia ti a toda prisa. Luego pensé cómo es posible que sea un sitio popular entre los suicidas, porque mucha gente va a Iguazú expresamente para eso. Un amigo poeta maldito o algo así me dijo que cuando fue a las cataratas le dieron ganas de tirarse para participar en el espectáculo, pero yo me horroricé sólo de imaginarlo, porque eso tiene que ser igual que caer directo al infierno.
Fueraparte de todo, nos lo hemos pasado genial, a pesar de que nos tuvimos que volver antes porque nos enteramos el último día, así de casualidad, de que habían cancelado todos los vuelos de y a Buenos Aires por el humo (yes, Argentina is asín). Y a pesar de algún cabreo espontáneo con un puñetero camarero al que pedimos, muertas de hambre, dos pizzas NORMALES, pero se presentó en la mesa con dos pequeñas porque ea, las niñas no comen tanto! Casi lo ahorco ahí mismo si no fuerz porque me tiré a la ínfima y ridícula pizza muertaca de hambre.
Y aquí estamos: esta es nuestra foto de "Sobrevivimos a las cataratas!!"
Las 17 horas de autobús se convirtieron en 21, ya que el humo provocó un accidente en la ruta y tuvimos que estar paradas -incluso nos bajamos del bus a echar algún cigarrillo- durante cuatro horas más o menos. Pero llegamos!
Las cataratas están en una provincia situada en el noreste argentino que limita con Brasil y Paraguay y se llama Misiones, y precisamente es así, como te imaginas que eran las antiguas misiones de cuando venían a "civilizar" a los indios y enseñarles la moral cristiana amén. La tierra es roja y todo está lleno de vegetación, selva húmeda se llama, y las casas son así bajitas de caña y madera. Brasileros y argentinos conviven en Puerto Iguazú, pero todos igual de pesaos! Madre mía, si el sábado íbamos a salir y se quedaron esperándonos cinco o seis espontáneos! Nos traemos nuevos piropos: "coisa gustoisa", avión (?) y faroles. Ea, así de bonicas que somos la Cary y yo!
De las cataratas qué os voy a decir...una pasada. Es increíble la diversidad de este país y que pueda acumular espectáculos tan impresionantes. Te puedes quedar horas mirando al agua caer mientras la tromba te aturde los oídos pero sin embargo no molesta. El día del lado argentino fuimos por medio de la selva en un 4x4 y luego en una lancha por el río Iguazú, y luego...directamente debajo de la catarata! Todo el mundo salió casi seco gracias a sus impermeables, menos claro, la pobre Pil, que se tuvo que despelotar delante del todo el mundo a la salida para quitarse la ropa empapada y ponerse la que Cary, previsora ella, llevaba de repuesto. La broma me costó perder mis zapatillas, que se quedaron al pie de alguna catarata, y también mi pantalón, que llegó al hostel pero lo dejé tendido fuera de la habitación y me lo robaron. Hijos de puta! Ahora que yo me quedé mas arbusto con una nota que dejé en el hueco donde estaba mi pantalón, que decía: "El que me haya robado es un pantalón es un cabrón, y la vida se lo devolverá (seguramente le quedan muchos hostels a donde ir). Gracias por no saber convivir". Y luego abajo lo puse en en inglés, por si era guiri, hombre ya!
El lugar más espectacular, sin duda, es la Garganta del Diablo, que tuvimos la suerte de ver de noche bajo la luna llena, una excursión que sólo se realiza cinco veces al mes y que nos tocó a nosotras sin planearlo ni ná (una que tiene una estrella en el culo). Me quedé como veinte minutos apoyada en la barandilla mirando el agua. Primero simplemente miraba. Luego pensé toda esa agua cayendo del río a lo que parecía la nada, porque con el vapor que crea no se ve más que una espesa bruma debajo, me recordaba a esas imágenes que hacían los antiguos del mundo cuando creían que era plano: exactamente así es como me imaginaba cómo creían ellos que serían los límites de la Tierra. Luego me di cuenta de que si miraba de una manera determinada, en vez de agua cayendo, parecían trozos de nube que se acercaban hacia ti a toda prisa. Luego pensé cómo es posible que sea un sitio popular entre los suicidas, porque mucha gente va a Iguazú expresamente para eso. Un amigo poeta maldito o algo así me dijo que cuando fue a las cataratas le dieron ganas de tirarse para participar en el espectáculo, pero yo me horroricé sólo de imaginarlo, porque eso tiene que ser igual que caer directo al infierno.
Fueraparte de todo, nos lo hemos pasado genial, a pesar de que nos tuvimos que volver antes porque nos enteramos el último día, así de casualidad, de que habían cancelado todos los vuelos de y a Buenos Aires por el humo (yes, Argentina is asín). Y a pesar de algún cabreo espontáneo con un puñetero camarero al que pedimos, muertas de hambre, dos pizzas NORMALES, pero se presentó en la mesa con dos pequeñas porque ea, las niñas no comen tanto! Casi lo ahorco ahí mismo si no fuerz porque me tiré a la ínfima y ridícula pizza muertaca de hambre.
Y aquí estamos: esta es nuestra foto de "Sobrevivimos a las cataratas!!"