14 agosto, 2008

barcelona

Hoy no voy a contar lo de Grecia, pero estoy aquí y tenía ganas de decir que estoy aquí.
Pues eso, que estoy aquí, exhausta, en Barcelona, la ciudad que cuantas más ciudades veo se vuelve a confirmar como mi favorita. Y no es que el camino desde la estación del Norte a la Barceloneta tenga nada especial aparte de estar hoy desierto y me gusten todas las ciudades desiertas (menos Atenas y Jaén en agosto), pero cuando entras en la carrer de la Marina, miras a la izquierda y ves las torres de la Sagrada Familia, y no hay otro sitio igual.
Es curioso porque en cuanto he llegado de los primeros que me he acordado es de mis compis efebecarios. De María y ese aerobús que debimos coger juntas hasta Plaza Cataluña pero nos hicimos la picha un lío, de Alejandra y ese presentimiento de que nos íbamos a llevar bien cuando fui la primera en pedirme un copazo a las cinco de la tarde y de Gerard, que debe estar echando esto de menos allá por el frío Santiago. Y también de Fuencis, esque esque, y un poco también de mi blog-colega Guillem, que espero que ande por la ciudad olímpica con cuidado de que no le pise Maikel Felps, que tiene un 48 de pie. No sé chicos si es que he conocido a los becarios más guays de la promoción o es que somos los 30 la polla con cebolla!
Por supuesto también me he acordado de ese memorable viaje con mis linieros en el albergue La Ciutat de Alegre de Dalt y parada en Joanic en el que se tuvo que quedar sin ver, precisamente, el dichoso Tibidabo. Y que tampoco vimos el arco del Triunfo ni la central eléctrica ni la plaza de toros, que me las he encontrado hoy yo por casualidad!
Eché el día en la Barceloneta echando un poco de menos las paradisiacas playas griegas pero agradeciendo el nublo y la siesta y luego, andando andando, llegué hasta la Sagrada Familia, que me parece la mayor extravangancia arquitectónica de todos los tiempos y aún así la encuentro majestuosa, si es que usar el adjetivo majestuosa no está penado con cárcel. Pero esa portada neogótica ennegrecida al lado de pórticos inmaculados recién construidos con letras de rojas y naranjas y doradas que le dan un poco aire de catedral de Las Vegas, los remates vegetales, las estatuas que son de una manera en una puerta y de otra en la de más allá, y más aún pensar todavía lo que queda e imaginarse como quedará y pensar que el gran loco que se inventó todo aquello murió atropellado por un tranvía...pues me sale majestuoso, qué le voy a hacer.
Mi padre me llama para preguntarme qué dice Frank Sinatra en My way y le digo que I did it my way y me dice que vale adiós. La gente me mira hoy muchísimo, y la verdad es que me encanta que eso pase en las ciudades grandes sin llegar al descaro porteño, pero no sé si será porque soy muy bonica o porque voy con los ojos muy abiertos o porque parezco un poco pardilla de pueblo de los Pirineos (que va a ser eso porque voy asquerosi de cautro días sin dormir y sin ducharme con arena en el pelo y una bolsa atada a la mochila que huele a chorizo seguramenmte porque lleva un bocata de ídem).
Enfin, me queda poco en la ciudad de mis sueños porque mañana estaré en otro sitio y el día después de pasado mañana en otro más, que no quiero ni pensarlo. Lo que sí sé es dónde estaré el sábado que viene....
Y no os preocupéis que en cuanto me incorpore al trabajo y compruebe que no se ha hundido ningún puente en la excelentísima comunidad autónoma de Andalucía, aprovecharé el tiempo para contar el viaje a Grecia, que promete una crónica divertida con ferrys tercermundistas, atarcederes de cuento y roturas de platos contra el suelo aunque, eso sí, sin gays de Mykonos (de verdad lo siento José Luis!). Qué poquito me queda de vacaciones!

1 comentario:

MaríaT dijo...

¡Gracias por acordarte de mí! Jejejeje... Si es que a las de provincias esos aeropuertos tan enormes nos generan mareos... Pero luego bien agustito que desayunamos al lao de la Caixa, ¡eh!
Disfruta de los días que te quedan de vacances. Yo ya estoy de vuelta en el paisito así que pronto contaré también los días por España.
Beso