Le tengo cariño a Londres porque vine por primera vez con catorce años en un viaje organizado por mí con gente mucho más mayor -unos madurísimos 16 y 17- y conseguí que viéramos casi todo en un día. Más orgullosa que estaba yo...
En mi academia, la CEB -Irene, qué tardes!- los nombres de las clases eran las de las paradas de metro. Así que cuando paso por Oxford Circus siempre me acuerdo de que allí me preparé el Advance. O quizás fuera ese inservible PET sacaduros.
El Támesis me recuerda esa carilla del final de Benny Hill que ponía "Thames" y salía un edificio que no sé si era el Banco de Inglaterra, con la musiquilla tir¡oririuuuuuu.
La gente va como loca por las aceras, llueve sin parar -aunque, como siempre, ayer me recibió un tiempo espléndido y un cielo azul- y si no te pones a la derecha en las escaleras mecánicas del metro te ladran, pero me gusta Londres.
(Promesa inclumplida desde el hostel St.Christopher's Inn, que también es discoteca)
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