07 octubre, 2009

insomnio

Desde Prnjavor -y eso ya fue el mes pasado-, le tomé una manía horrible a Podgorica que se me pasó en un día, en parte gracias a los 14 chupitos de tequila que me tomé con Sandra, una holandesa, y Rade, un serbiobosnio. Volví a Sarajevo tras un viaje de dos días por la costa montenegrina y Mostar, ciudad custodiada por españoles y en cuyo honor hay una "España Trg" -Plaza de España- justo en medio del bulevar que separa(ba) la parte musulmana de la parte croata y donde aún parece que la guerra fue ayer.


Y sin ánimo de aburrir con más enumeraciones, hice mi primera visita al hospital tras un ataque masivo de chinches; me indigné con perodistas carroñeros en un cementerio de 8.000 tumbas -la famosa Srebrenica, donde también me indigné de que hubiera una tienda de souvenirs-; y al final me dediqué sólo a pasar tiempo con mis amigas, antes de echar las 24 horas de viaje en tren, autobús y avión que me dejaron de vuelta en el residencial Hacienda II, en el que no vivo desde hace siete años. Eso a grandes rasgos y mal contado, pero a estas alturas ya todos sabemos que me estoy guardando las anécdotas más jugosas para mi libro, porque sino luego me hacéis en la presentación como al entrañable Paco Umbral y yo tengo muy poquita mala leche para defenderme y decir que vengo a hablar de mi libro, ¡joder!.
Así que, por una vez y sin que sirva de precedentes, no voy a sacar ninguna conclusión de mi viaje. Aunque tenga que ver menos con la excusividad que con la dificultad de sacar otra conclusión que no sea decir que ha sido la mejor experiencia de mi vida. Quizás otro día.
Ahora, pues claro, tengo insomnio, pero no nos vamos a sorprender a estas alturas. Ya sabemos que soy adicta y a la vez fóbica a los cambios y a las nuevas vidas, aunque hay momentos que este vértigo lo regalaba, usado y todo. Lo bueno -y lo vertiginoso- es la cantidad de planes. Comprar libretas. Feria. Reportajes. Tournée por los periódicos. Pensar cómo escribo mi libro. Escribir una página. Intentar aprender serbio. Borrar una página. Marruecos, y con suerte una mirada al desierto. Escribir otra página. Berrinche a la séptima vez que borre la misma página y escribirla otra vez. Londres y punkis en Candem. Soñar. El futuro. Tiene un color bonito el futuro.

2 comentarios:

Unknown dijo...

q sepas q t acompaño en el insomnio...
el mio mas q fisico, es psicologico...yo tpoco puedo con los cambios...y son demasiados al mismo tiempo...si a eso s l suma incommunicacion...ya ni t cuento...esto empieza a ser mas duro q un dia sin pan...no m mola nada la movida...
aturrullamiento maximo, ablamremos.
besoooooo

Unknown dijo...

jajajjaja soy la pir, pero penelope es mi nombre artistico...jajajjajaja

q sepas q estoy al borde d marcarme un "pilar"...jajajajjajajaa