16 septiembre, 2009

reflexiones en un café de podgorica

Aparte de las típicas excusas de estar cansada o ocupada o sin internet, la verdad es que a veces simplemente me cuesta escribir.
Podría hablar ahora, por ejemplo, de Belgrado, famosa en el círculo mochilero por su ambiente y por las locas fiestas que yo, desde luego, no encontré. Un día jugó la selección serbia de fútbol contra Francia, salí a la calle esperando hordas de hooligans para tener una historia curiosa que contar, y lo más que encontré fue alguna mirada de reojo en el bar donde vimos el partido (miradas comprensibles si te oyen hablar en inglés y lo haces con un americano y encima es negro, que por aquí es tan común como en España ir en pijama por la calle). Lo más interesante de Belgrado fue Ljiljiana (nota: las jotas son íes), que tiene 55 años pero aparenta 65 y echa de menos Yugoslavia mucho más de lo que admite. Ha aprendido por su cuenta ocho idiomas y me sabe que España significa "tierra de conejos" y que Dolores Ibárruri escribió un libro sobre los serbios que puedo consultar en la Biblioteca Nacional. Echa de menos la época en la que escuchaba los Beatles cada lunes en Radio Luxemburgo y fingía que tocaba la guitarra con el palo de una escoba.
También he de decir que por primera vez no miré sólo a las tías buenas y que es cierta la leyenda de que los serbios son los más guapos de la región (sin pasarse).
En Novi Sad, una ciudad con edificios pintados de colores pastel, había una equilibrista haciendo ejercicios delante de la iglesia católica que preside la plaza central, algo curioso si se tiene en cuenta que está en Serbia, mayoritariamente ortodoxa; por mucho que en esa región estén muy mezclados con los húngaros. Allí conocí a una chica que quiere que la gente no use bolsas de plástico y que se traten unos a otros como seres humanos, y por primera vez en mi vida conocí a alguien que va a VIAJAR a Jaén!
Luego vinieron Jelena y sus cuadros de bañeras rojas en Prnjavor. Prnjavor lo ha cambiado todo. En este pueblo de 15.000 habitantes, en la parte serbia de Bosnia -la República Srpska-, todo fue de pronto como el café turco: las experiencias, las conversaciones y las reflexiones han empezado a posarse en el fondo. Ahora sólo queda esperar a que acabe el proceso y que se enfríe un poco y beberlo, para después quizás leer el futuro.
Un futuro que me empeño en cubrir con una cortina de color rosa: siempre habrá negros y grises detrás, pero si siempre se pueden mirar las cosas de otra manera, ¿por qué no hacerlo?

5 comentarios:

Juanjo López dijo...

Hola Pilar, veo que todavía andas por esos mundos, y que sigues escribiendo con la misma espontaneidad y autenticidad de siempre. Además, me traes recuerdos de un viaje que yo hice el año pasado a Croacia y Bosnia, y comparto bastantes impresiones contigo. Un saludo y a seguir viajando.

Pillary dijo...

Gracias por los piropos! :D Ya me queda poco para llegar a nuestro querido Jaén, aunque algo del viaje continuará porque allí me esperan unos serbios que van a estar un mes como voluntarios promocionando su país, creo que es la primera vez que conozco a un extranjero que dice que va a Jaén! Nos veremos en la feria supongo!

Anónimo dijo...

vuelveeeee mili espera tu llamada...

Jesús de la Chica dijo...

¡¡¡ VALIENTE !!!

Anónimo dijo...

me has hecho feliz hoy!!! pili...volviste!!! a la próxima...visita a Mili, obligatoriamente, paso de divorcios y tal... he perdido mi telf y con él mi agenda...no tengo el num. de tu residencia de invierno. ya sabes, Mildred te llamará encantada para una conferencia desde el yate. Te estimo! jajajajaja