05 abril, 2009

infalibilidad


Un bebé con una escayola.


Cuando nació, tenía la pierna vuelta para arriba a partir de la rodilla, y un enorme moratón en la cabeza. Como los cardenales que se hizo su abuela en la cara de apretársela con preocupación. No sabían si podría andar, y los médicos decían que se trataba de una malformación muy grave. Los expertos experimentados les decían a sus padres -de 22 y 23 años- que el bebé podía tener también un grave problema neurológico, o síndrome de Down.

Sin embargo, un día su madre dijo: "a este bebé no le pasa nada". Y le quitó la escayola.

Lo cierto es que siempre quedó entre las tres últimas en las carreras, pero al menos tenía las medallas de los concursos de redacción.


Un cuarto de siglo después, ya no era la pierna lo que tenía vuelta del revés, sino su vida. Y acabó acudiendo a otro experto experimentado que le dijo que no podría salir adelante sola, sin la ayuda de un experto experimentado como él. Suerte que el ser humano no es infalible.

Suerte que, a veces, lo es.


(Gracias a todos los que han hecho y hacen posible la infalibilidad)

1 comentario:

La isla de Nabumbu dijo...

y este bebé???no me digas que eres tú??